"El señor Lehmann es el hombre más elemental del mundo. Da igual lo que haya pasado; dale una cerveza y se pondrá más contento que unas pascuas"
Los libros de humor generalmente no me gustan, pero la sinopsis de éste me hizo gracia y decidí aventurarme.
La historia empieza muy bien con el capítulo del perro, la llamada de su madre, un domingo por la mañana bien temprano y su visita a la piscina con un bañador pasado de moda y estrecho sólo para ver a una chica durante unos minutos. A partir de ahí, no encontré el humor por ningún sitio.
Esperaba otra cosa, tipo chick lit pero con un protagonista masculino: chico treintañero, de vida desordenada, con un grupo de amigos igual de alocados que él. Creo que el autor no ha sabido sacar partido a todas las situaciones que plantea (búsqueda del amor, infidelidad, caída del muro del Berlín, piques en el trabajo...) y lo peor es que al final el protagonista no ha avanzado nada, continúa en el mismo sitio, pensando lo mismo, con los mismos amigos, el mismo trabajo...
No entiendo la finalidad de la historia ni el sentido del humor que tiene. Además tiene algunos errores gramaticales que te hacen chirriar los ojos, en la p. 19 pone "habían freído", casi nada.
"La vida es un recipiente que se nos entrega lleno, lleno de tiempo, y que en el fondo del recipiente hay un agujero por el que el tiempo se va escapando".
