sábado, 8 de septiembre de 2012

"Desaparecida" de Harlan Coben


"Solo para dejar esto bien claro -dijo Win-. No podrá ocultarse. Su familia no podrá ocultarse. Si le ocurre algo a él [Myron], será la destrucción total. Todo lo que usted ama o le interesa. Y no, no es una amenza"






Serie Myron Bolitar, número 09

 
Desaparecida es el noveno libro de la serie Myron Bolitar y fue escrito en 2009.

Aunque estoy completamente enamorada de esta serie, tengo que decir que este libro no me ha gustado tanto como los anteriores.

Para consolarme diré que no deslumbra pero satisface. El autor me ha acostumbrado mal y siempre espero lo mejor de él.

Tiene todos los elementos característicos de Coben: no te deja ningún momento de relajación con tantos y variados misterios e intrigas, giros, vueltas y cambios de ritmo, acción trepidante, simpáticas bromas entre los dos amigos... pero el final y su explicación es de lo más descabellado e increíble. No me cuadra el carácter de Myron con este complot mundial, personalmente prefiero sus aventuras más caseras

Una de las cosas que me ha sorprendido es el resumen que la editorial ha colocado en la contraportada del libro. Durante varios libros de la serie se nos va machacando con que Terese tiene un oscuro secreto, no sabemos cuál es, nadie dice nada, tenemos la certeza de que es algo grave que hizo y que tuvo graves consecuencias. Se insinúa y se deja caer varias veces pero en ningún momento se cuenta con claridad. Incluso en éste, Terese no suelta prenda, hasta prácticamente el final de la primera parte no es capaz de verbalizarlo, asumirlo y contárselo a Myron.

Poco importa ésto porque el resumen oficial, sí, el OFICIAL, el que la editorial ha decidido que todos leamos lo cuenta con pelos y señales. Qué bonita forma de destriparnos el libro.


Myron Bolitar está feliz con su tranquila vida, con su relación sentimental con Ali Wilder y, sobre todo, adora a Jack, el hijo de ésta, que a sus 10 años ha empezado a jugar al baloncesto. Pero pronto se dará cuenta de que está las cosas entre ellos no eran tan sólidas como el creía.

El precario equilibrio en el que se mueve se ve definitivamente roto cuando su baja tolerancia a la prepotencia y a las injusticias, especialmente si son cometidas contra los más débiles, le llevan a involucrarse, junto a Win, en una pelea con los entrenadores del equipo rival que les acarreará a los dos amigos algunos problemas.

Con sus problemas personales estallándole en la cara y la necesidad de desaparecer un tiempo hasta que las aguas se calmen, Terese Collins reaparece en su vida después de ocho años sin saber nada de ella. En una llamada de teléfono a las cinco de la mañana, le propone un sensual “Ven a París”, aunque ante su reticencia acaba suplicándole “Myron, ven a París”.

El grito de socorro hace que Myron se active en Modo rescata-doncellas-en-apuros y viaje a París en busca de algunos problemas más que añadir a su interminable lista. Nada más aterrizar conoce a los agentes Berleand y Lefevre que le informan del asesinato de Rick Collins, ex marido de Terese y experto periodista de investigación. Ella es la principal sospechosa y aunque los análisis de ADN de la escena del crimen acaban exculpándola, apuntan a otra posibilidad aún más inverosímil y aterradora. Una posibilidad que reavivará viejos fantasmas pero que también creará nuevas esperanzas.

Varios acontecimientos obligan a Win a hacer acto de aparición para rescatarlos y traladarlos a Londres. Desde esta ciudad intentarán descubrir quién mató a Rick Collins, por qué y en qué estaba trabajando los últimos meses. Para ello, únicamente cuentan con una foto de un sospechoso y de su joven y misteriosa acompañante de cabello largo y rubio.

Una foto que los pondrá a todos al borde de la muerte.




Hasta, más o menos, la mitad de la segunda parte, el libro me iba encantando. Como ya nos tiene acostumbrados el autor, nos introducimos en una espiral de intrigas, acción y suspense que te van arrastrando página a página, cada capítulo una nueva pregunta y un nuevo dato, dosificando la información poco a poco para tenernos enganchados y sin aliento, con diálogos rápidos y toques de humor, e incorporando temas que te hacen pensar e indignarte. Pero cuando se descubre la explicación a tanto lío me dejó fría, no me esperaba algo tan melodramático y decepcionante.

El libro te hace pensar en temas muy controvertidos, como los extremismos (islámicos o cristianos), el terrorismo islámico, las células durmientes, las cárceles clandestinas, las torturas empleadas por la CIA que someten a los “detenidos” a tormentos inhumanos para sacarles información, el peligro de que estos detenidos acaben asesinados disfrazándolo de accidente o suicidio, la impunidad con la que realizan estos actos bajo la bandera de la seguridad nacional... por esta razón me da rabia el final tan rebuscado, poco convincente y rozando el absurdo.

La novela se merecía algo mejor.




**    Contiene spoilers


Myron Bolitar se ha enamorado. Sí, otra vez. Bueno, primero se lleva un chasco con Ali cuando le dice que “ambos sabíamos que lo nuestro no era para siempre”. Después, decide aprovechar la nueva oportunidad que le da el destino, así que se vuelve a enamorar de la misma mujer por la que estuvo loco ocho años antes, hasta que ella desapareció sin dar ninguna explicación.

Cuando Terese Collins se dio cuenta de que su relación avanzaba y traspasaba la simple relación física para convertirse en algo más serio, se asustó y desapareció para no hacer daño a Myron. No estaba preparada para la felicidad, se sentía destrozada y moría por la culpabilidad. Decide refugiarse en una aldea de Angola.

Ella era una periodista de éxito, dispuesta a todo por ser madre y al perder a la hija que tanto esfuerzo le costó concebir sólo encuentra desolación y no es capaz de superarlo. Aunque al verse obligada a enfrentarse de nuevo a los hechos y al contar con el apoyo que Myron le ofrece, empieza a ver algo de esperanza. Al final encuentra la ilusión para seguir adelante en una sorprendente revelación.

Es curioso, cuando estaba rodeada de gente que la amaba y se preocupaba por su estado de ánimo (Rick Collins, Mario Contuzzi, Karen Tower...) no podía salir de la espiral de autodestrucción en la que se sumergió. Sin embargo, cuando está rodeada de muerte, sangre, torturas, persecuciones... cuando todos los que la amaban son asesinados o desaparecen, ella encuentra el camino de la redención.

El papel de Win es menor en este libro aunque sus apariciones son fascinantes, impecables e implacables, como siempre. Aquí, la detective de la Interpol nos aporta otro dato que no conocíamos hasta ahora: colabora con ellos en la lucha contra el tráfico de niños.

El momento más emocionante es cuando los dos amigos se reencuentran. Myron es herido, desaparece sin dejar rastro durante dieciséis días para aparecer en un hospital de Manhattan. El reencuentro con su sentido abrazo, su saludo, sus típicas bromas, el miedo a no verse más, a no poder protegerlo... es una escena muy emotiva.

Además, parece que Win por fin ha encontrado una pareja a su gusto porque durante todo el libro está con la misma chica “asiática, bonita y cachonda”: Mii, en inglés Mee. Los dos amigos hacen muchos chistes con juegos de palabras sobre su nombre pero creo que en la traducción al español se pierde bastante la chispa. ¿Sentará la cabeza?

Jeremy sigue en contacto con Myron. Ahora está haciendo su segundo servio en Kabul y le envía postales, email...





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