"El Sena adora los puentes, es como una mujer que se vuelve loca por las pulseras"
En el prefacio el autor nos dice que “Momo y el Señor Ibrahim son dos seres a los que nadie presta atención... que modificarán sus vidas mirándose. Uno es judío y el otro musulmán para demostrar que en muchos lugares de la Tierra existe una cohabitación armoniosa de seres cuyos orígenes y religiones son diferentes.
El amor que une al señor Ibrahim y a Moisés, sencillamente surge en unos seres de carne y sangre cuyos sentimientos nos resultan cercanos, suprime nuestro miedo hacia el otro, ese miedo hacia lo que no es como nosotros.”
Es un libro pequeño, de tan sólo 95 páginas, escrito con un lenguaje sencillo y una de las historias más emocionantes y tiernas que he leído últimamente.
La amistad que surge entre Momo (o Moisés), un niño judío de trece años, y el señor Ibrahim, un musulmán sufí, dueño de una tienda y que vive solo en París, conquistará a cualquier persona que tenga una fibra de sensibilidad en su cuerpo.
Ibrahim reconocerá la soledad de ese niño que va todos los días a comprar (también a algo más) a su tienda e intentará ir aconsejándolo y guiándolo en cualquier problema o duda que le plantee. Me encanta la inocencia y la frescura de Momo, su forma de superar todas las dificultades que tiene y la relación de amistad, respeto y cariño que entabla con su tendero.
