Este fin de semana me apetecía leer algún libro romántico, el ambiente era propicio para ello: chuzos de punta cayendo en la calle y la chimenea encendida desde por la mañana. Elegí este libro de Danielle Steel, de la que nunca he leído nada, sobre todo por la portada, una playa tranquila con el Golden Gate de San Francisco al fondo (paisaje que contempla mi admirada Isabel Allende desde su casa de Sausalito).
Nos cuenta la historia de amor entre Ophelie Mackenzie, una millonaria viuda de 42 años y Matthew Bowles, un solitario divorciado, de 47 años, que vendió su empresa y vive de las rentas. Su relación empieza como una simple amistad entre dos personas que han vivido duras experiencias pero va evolucionando hacia algo más serio.
La historia es lenta, rezuma desgracias en cada línea, los argumentos son repetitivos hasta el hartazgo y el melodramático final en el que descubren su amor cuando la chica está a las puertas de la muerte, te deja con una intensa sensación de pérdida de tiempo.
El libro se anima un poco con la aparición de Sally, la ex-mujer de Matt, y con el descubrimiento de un secreto que guarda Andrea, la mejor amiga de Ophélie, pero vuelve a decaer rápidamente para seguir dándole vueltas a lo mismo.
En definitiva, una lectura bastante aburrida, repetitiva, con una ausencia total de misterio y pasión, y con unos personajes con los que es difícil conectar o sentir simpatía.
