“Existen paraísos perdidos... los lleva uno dentro”
Al principio de la novela te cuesta un poco centrarte, parece que se trata de un adulterio, hasta que te enteras de cual es el verdadero problema de la relación.
Dos personas que se conocen de toda la vida, de repente, en una boda celebrada en un país sudamericano, creo que Colombia, se “ven” y se enamoran perdidamente. Cuando vuelven a Madrid intentan olvidar sus sentimientos, sin éxito. No podrán luchar contra sus sentimientos, están felices y plenos, aunque su relación tendrá consecuencias en sus vidas, trabajos, amistades...
Mucha gente le dará la espalda por lo que deciden volver a la ciudad donde descubrieron su amor, vivirlo en libertad, sin remordimientos y sin sufrir el rechazo de todos sus conocidos.
El libro es muy interesante, además de esta relación, moralmente discutible, encontraremos secuestros, chantajes, engaños, traiciones, relaciones con menores de edad...
Me ha caído muy bien Cathy, la esposa de Max, que ve como su vida se desmorona y es traicionada por dos de las personas que más quería pero que con el paso del tiempo es capaz de perdonar y aceptarlo todo.
La frase que cierra el libro es muy hermosa, pertenece a un poema de Emily Dickinson llamado "Morí por la belleza":
"Y así, como parientes que se encuentran de noche, seguiremos conversando. Hasta que la tierra selle nuestros labios, hasta que el musgo cubra nuestros nombres".
“Nos sobraba todo, excepto nosotros mismos. Ya no éramos pobres. Ya no éramos huérfanos. Ya no éramos hermanos. Sólo dos seres libres”.
