viernes, 11 de mayo de 2012

"Riña de gatos, Madrid 1936" de Eduardo Mendoza

“A menudo el hombre más racional y materialista siente un impulso y casi sin percatarse de ello arroja alegremente por la borda su seguridad personal, sus prerrogativas, en suma, todo cuanto constituye su bienestar”.




Normalmente no me gustan los Premios Planeta, mucha promoción y publicidad pero poca sustancia. Pero la publicidad da sus frutos y al final siempre acabo picando, aunque sea con retraso.

Este libro empezó gustándome pero poco a poco fui perdiendo el interés y se me hizo bastante cuesta arriba terminarlo.

Empieza como una interesante historia ambientada en los revueltos días que precedieron a la Guerra Civil, se presenta llena de intrigas, romances, espionaje, con unos fragmentos muy interesantes sobre arte, pintura y política pero acaba en un aburrido batiburrillo.

Anthony Whitelands, un inglés de 34 años experto en la pintura española del Siglo de Oro, llega a España en marzo de 1936 para realizar un trabajo: tasar la colección de pintura del Duque de Igualada. Lo que en un principio parecía un trabajo fácil se empieza a complicar y el inglés se convierte en el punto de encuentro de todas las fuerzas de la historia de España.

El autor mezcla situaciones y personajes ficticios con situaciones y personajes reales que han marcado esa época.

Se centra, principalmente, en contarnos la historia de José Antonio Primo de Rivera, Marqués de Estella, y de su partido político, la Falange Española y de las JONS, su personalidad, su aspiraciones, sus ideas políticas, su desesperación por ser tenido en cuenta y, precisamente, su necesidad de financiación es la que pone en marcha esta historia y sobre la que gira todo el argumento. Aunque, para completar todo el panorama, también incluye, en menor medida y casi de pasada, alguna historia sobre los generales golpistas y los revolucionarios socialistas.

En cuanto a los personajes, para mí el mejor es el protagonista. Anthony vino a España para escapar de su rutinaria vida y distanciarse de una complicada aventura amorosa. Su inocencia y su falta de conocimiento de la situación política española lo llevan a verse envuelto en una trama que puede costarle la vida. El se da cuenta de que las cosas se están complicando por momentos y está convencido de que debe abandonar esta empresa y volver a Inglaterra (“Su decisión estaba tomada. Al día siguiente volvería a Inglaterra, sin consultar con nadie, sin comunicárselo a nadie, sin despedirse de nadie”) pero siempre hay un motivo por el que se ve obligado a quedarse. La aristocrática familia propietaria del cuadro tiene mucho desparpajo, especialmente las féminas. El tontaina inglés contra la picaresca española.

En resumen, me parece un libro que empieza bien pero que va decayendo hasta acabar en una historia aburrida y rocambolesca. Tiene mucha acción, intriga y pasiones pero tratado de una forma tan ligera y superficial que te deja totalmente fría. Trata una época durísima de nuestra historia de forma tan aséptica que no despierta ningún tipo de emoción. Aunque, hay que reconocer que es perfecta para conocer la historia de la Falange Española y de su creador.





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