“Siempre hay alguien sometiendo a
otro, o invadiendo a otro, o matando a otro. Todo se muda, se
reescribe y se transforma según las conveniencias. Cada cual mira
los acontecimientos desde su esquina, con el rostro vuelto hacia la
pared para no ver lo que no quiere”
Tercera y última parte de la Trilogía
“Martín Ojo de Plata”. Para mí, un broche de oro a la serie,
tan entretenido, absorbente y lleno de aventuras como los anteriores.
Catalina Solís, o Martín Ojo de
Plata, se encuentra en un islote del Caribe recogiendo las ganancias
de su último ataque contra los Curvo cuando es víctima de una
emboscada. Lope de Coa, el hijo de Juana Curvo, los ha perseguido
para hacerle pagar sus actos en Sevilla.
Un ataque que pillará a toda la
tripulación por sorpresa: muchos morirán, otros serán secuestrados
para obligarla a salir.
Los problemas se le acumulan. Lo
primero será hacerse con un nuevo barco y una nueva tripulación
para rescatar a sus amigos, después deberá cumplir el juramento que
le hizo a su padre en su lecho de muerte y terminar la venganza contra los hermanos Curvo
ya que aún quedan vivos Arias Curvo y su sobrino, el “loco Lope”.
Por casualidad, averiguará una conjura
política llevada a cabo por algunos nobles españoles para crear en
la Nueva España un nuevo reino, independiente del rey Felipe III y
regido por Pedro Cortés, el nieto de Hernán Cortés, que ha visto
mermados sus muchos privilegios. Para sufragar los gastos de esta
empresa necesitan encontrar el tesoro que el conquistador escondió
en aquellas tierras.
A cambio de hacer fracasar esta
conspiración, el Virrey le ofrece a Catalina el perdón real, el
título nobiliario de duquesa de Sanabria, la devolución de todas
sus propiedades y limpiar tanto su nombre como el de su padre
Ante la posibilidad de solucionar su
difícil situación no dudará en ayudar a la corona española,
descubriendo a los traidores y desvelando el paradero del tesoro, sin
olvidar en ningún momento su objetivo principal: finalizar su
venganza contra los Curvo. Pero, para complicarlo todo aún más,
nuestra heroína descubre el amor, lo que creará situaciones muy
divertidas debido a su doble identidad.
Una novela que nos acerca a la forma de
vivir, a la política y al lenguaje de aquella época, con un ritmo
muy ágil ya que no paran de suceder cosas y abrirse nuevos frentes.
Me ha encantado la mezcla de aventuras,
humor, amor, camaradería, venganza, conspiraciones, tesoros
escondidos... no me he aburrido en ningún momento. Aunque en este
libro las cosas son demasiado fáciles para nuestros protagonistas
que no se encuentran con ninguna dificultad para conseguir sus
objetivos.
A pesar de las facilidades y de las
situaciones poco creíbles que nos encontramos aquí, el libro se
disfruta desde el principio y es un cierre magnífico de esta gran
serie.
- Las mujeres de contentan con poco. Los hombres, en cambio, ambicionamos siempre mucho más que la riqueza. Ambicionamos el poder y el poder es una escalera por la cual, cuando se empieza a ascender, no hay ni final ni descenso, salvo la caída, que a muchos le acontece pues arriba no hay lugar para todos.
- Sois cruel, le dije, conociendo que erraba pues las mujeres no nos contentábamos con poco como si fuéramos tontas, lelas o bobas. Nuestra ambición era igual o mayor que la de los hombres salvo que para cosas diferentes. Quizá las mujeres no ambicionáramos poder, que algunas sí, mas ¿acaso no gustábamos todas de poseer una buena casa, una familia, riquezas y amor? ¿En qué eran menos estas ambiciones que las de poder, cargos o títulos? Cada cual lo suyo sin desdeñar lo de nadie.