Un libro maravilloso que te mantiene
atrapado hasta el final.
Me ha sorprendido gratamente la
capacidad del autor para mezclar géneros, para contar la historia
con un lenguaje muy elegante y hermoso, para ir saltando en el
espacio y en el tiempo con habilidad, para unir una historia ficticia
con un exhaustivo trabajo de documentación sobre la época, la forma
de vida y la transformación de Bilbao, para intercalar anécdotas reales,
para recrear el ambiente de finales del siglo XIX y principios del
XX... vamos, que me ha gustado prácticamente todo.
Alfredo Gastiasoro es un bilbaíno que
lleva varios años residiendo en Paris, trabaja como profesor
universitario de arquitectura y lleva una vida tranquila en su
buhardilla.
Una mañana leyendo el periódico se
entera de una noticia que le cambiará la vida: Izarbe Campbell
Olalde ha muerto. Como último homenaje y para conocer los detalles,
Alfredo regresa rápidamente a Bilbao.
Después de su exilio voluntario de su
tierra natal, se reencontrará con su hermano Javier y con su amigo
de la infancia, el comisario Fernando Zumalde; recordará su historia
de amor imposible con Izarbe e intentará aclarar las extrañas
circunstancias de su muerte.
Una historia triste que destila
melancolía y pesadumbre, una mala jugada del destino que torció la
vida a esta pareja de enamorados.
El libro está lleno referencias a
protagonistas históricos, restaurantes, cafés y cocineros famosos de la época. También nos
muestra el paso de Bilbao, de una ciudad pequeña de provincias a una
importante ciudad industrial, a donde llegaban trabajadores de toda
España en busca de un futuro mejor.
En definitiva, un libro muy interesante.