"Te envío mimos salvajes, besos fuera de la ley, dulces palabras amorales y una nostalgia políticamente incorrecta"
Me llamó la atención el título
porque me recordaba a uno de los libros que más me han gustado y que
sigo recordando con cariño después de varios años, “Saber
perder” de David Trueba.
Por desgracia, no he podido conectar
con esta historia ni con la protagonista, es un libro difícil de
leer y para disfrutarlo creo que hay que tener el ánimo en sintonía
con el tono reflexivo y la lucha interna que nos ofrece. No era mi
caso.
Sara, de 40 años, trabaja como
restauradora de arte. Es una chica inteligente, independiente, bien
situada, soltera y sin compromiso, que un buen día decide buscar
pareja por Internet. Después de algunos intentos fallidos conoce a
Enzo y se enamora locamente. Un noviazgo que se extiende durante un
año y que se mantiene, casi exclusivamente, por medio de e-mails y
mensajes de móvil.
A pesar de que ella se entrega en
cuerpo y alma a esta relación virtual, él se muestra “esquivo y
evanescente”, frustrando cualquier intento de llevar su amor a la
realidad. “Un amor que aparece y desaparece sin previo aviso,
provocando obsesiones y desvaríos en Sara”.
La historia es un denso y enrevesado
viaje hacia los sentimientos más íntimos de esta mujer, contado con
un lenguaje complicado e intrincado, en el que conoceremos sus
reflexiones sobre la vida, el amor, las razones del corazón, las
frustraciones y los anhelos.
Yo lo empecé con ganas pero acabó
superándome, reconozco que he leído el principio y los dos
capítulos finales pero tengo la impresión de que no me he perdido
demasiado. No he podido con tanta obsesión, tristeza y
racionalización de los sentimientos. Tampoco creo que sea una novela
sobre el amor, sino más bien sobre una neurosis imposible de
controlar. La protagonista nos dice que su historia “es un
disparate con tintes de tragedia”. Pues sí, Sara, tienes más
razón que un santo.
Me parecen mucho más interesantes las
declaraciones de la autora sobre el libro y las razones que la
impulsaron a escribirlo que el libro en sí mismo.
De lo leído, destacaría los e-mails y
mensajes que Sara le envía a Enzo, son ingeniosos, brillantes y
apasionados.
Fue Premio Azorin de Novela 2009