“El paso de aquellos años se
asemejaba a leer un libro en diagonal, saltándose párrafos enteros,
hasta descubrir que el final no era exactamente como el había
esperado. Ojalá hubiese prestado más atención a la trama de la
historia.
Ojalá hubiese prestado más atención
al narrador”
Una novela preciosa llena de magia,
sensibilidad y encanto, con un toque de extravagancia que lo hace
perfecto.
La trama del libro se podría resumir
en unas pocas líneas ya que la historia es sencilla, bastante
predecible y contada a un ritmo pausado, aunque al estar narrada con
un lenguaje fresco, ágil, lleno de encanto, con un punto de
originalidad, con personajes bien construidos y recrear un ambiente
de realismo mágico en el que todo es posible, lo convierte en un
libro muy atrayente.
Bascom, Carolina del Norte, es un
pequeño pueblo en el que los apellidos marcan el destino de las
personas. Los hombres de la familia Hopkins se casan con mujeres más
mayores, las Clark son buenas amantes y todas las Waverley tienen
alguna rareza, cada una a su propia y peculiar manera. Es muy difícil
escapar de ese camino marcado de antemano.
Claire Waverley lleva una tranquila y
solitaria existencia. Continua viviendo en la casa de su infancia,
tiene un negocio de catering y no le afectan las críticas o
desplantes de los demás. Pero su vida está a punto de dar un giro
radical. Sidney, su vivaracha hermana, vuelve a su pueblo natal para
poner patas arriba la vida de todos los que la rodean.
Contiene spoilers
Claire Waverley, de 34 años, es feliz
con su tranquila vida. Es solitaria, no tiene amigos, regenta un
próspero negocio de catering, acepta de buen grado el vacío que le
hacen los demás habitantes, odia los cambios, le gusta la rutina y
las cosas permanentes.
De pequeña vivió con su madre,
siempre en movimiento, cambiando de sitio cada poco tiempo. Hasta que
a los seis años se fueron a Bascom para vivir con su abuela
encontrando la estabilidad y el cariño que necesitaba por esto adora
la rutina, las cosas sólidas, no quiere volver a moverse de allí y
lo conserva todo igual.
De su abuela aprendió a cuidar el
jardín, a cocinar y a aprovechar las propiedades de las plantas para
influir en el estado de ánimo de los comensales. Los platos hechos
con las flores de alrededor del manzano pueden afectar a las personas
que los comen, ésto le crea un gran prestigio entre sus vecinos
aunque nadie admite abiertamente haberla contratado.
Su relación con su hermana Sidney es
mala, entre ellas siempre ha habido celos, incomunicación y
deconfianza. Entre sus planes no entra volver a
convivir con ella o enamorarse por primera vez pero la vida no se
puede organizar simplemente se abrirá paso para sorprenderla.
Sidney Waverley, de 28 años, es
atractiva, simpática, de gran corazón. Un espíritu libre que a los
18 años escapó de Bascom intentando huir de su destino y de los
comentarios de la gente. Durante dos años estuvo saliendo con el
mejor partido del pueblo, Hunter John Matteson, y fue una de las
chicas más populares del instituto pero al graduarse todo se vino
abajo y la realidad de su situación la obligó a huir, siguiendo los
pasos de su madre. Varias ciudades, muchos amantes de los que se
aprovechaba, una vida siempre rodeada de peligro hasta que conoció a
David, un acomodado empresario, y se quedó embarazada de Bay, su
hija de 5 años.
Cuando su relación se convierte en una
trampa, casi mortal, decide volver al único lugar en el que se
sentirá a salvo. En Bascom, diez años después, se encontrará con
sus antiguos amigos, buscará un modo de vida que la haga feliz,
aceptará que es una Waverley y descubrirá cual es su don mágico:
encontrar el peinado ideal para hacer feliz a la gente.
Pero con su vuelta deberá ganarse la
confianza de su hermana mayor, superar algunas humillaciones y vivir
con el miedo a poner en peligro a todos los que la rodean.
Bay, de 5 años, es una niña
despierta, que adora su nueva casa y a su excéntrica nueva familia.
Su don consiste en encontrar el sitio perfecto de cada cosa. Esta
capacidad suya nos da un hermoso final del libro que te deja con una sonrisa
en la cara.
Evanelle, de 79 años, es una divertida
anciana que provoca las situaciones más ocurrentes al tener la
necesidad compulsiva de dar a la gente cosas que tarde o temprano
van a necesitar, aunque ella desconoce la utilidad que tendrán.