sábado, 3 de septiembre de 2011

"El sanador de caballos" de Gonzalo Giner

"Entre aquellas piedras reposaba gran parte del conocimiento humano. Cerró los ojos y se vio sumergido entre miles de páginas, desentrañando sus teorías, absorbiendo su ciencia... Un conocimiento que mejoraría sus diagnósticos, que haría más precisas sus manos cuando operase, y que despertaría su intuición para poder ver más allá de las manifestaciones externas de la enfermedad."





Después del parón veraniego elegí este libro, muchas personas me lo habían recomendado y había visto buenas críticas por Internet.

Como me ha pasado otras veces, creo que tiene una primera parte muy buena, que te atrapa y te la lees casi de una sentada pero después empezó a decaer y me costó bastante acabarlo. Quizá al oír hablar tanto de él, tenía grandes expectativas y esperaba mucho más.

Diego de Malagón es un huérfano que deberá luchar por ganarse la vida en una época muy agitada, la Reconquista, en la que los reinos cristianos no sólo luchaban contra los musulmanes sino entre ellos mismos, incluso haciendo pactos con sus grandes enemigos para tener un poco más de poder.
Su relación y entendimiento con los caballos, especialmente con Sabba, es envidiable para todos los amantes de los animales. Este don y sus enormes ganas de aprender le llevaran a convertirse en un gran sanador de caballos, veterinarius, albéitar o hippiatra.

Galib su maestro, le abrirá las puertas del conocimiento médico y humano, lo que le llevará al Monasterio cisterciense de Fitero con la esperanza de poder utilizar su biblioteca. Su pasión por los caballos y la ciencia le llevará a soportar muchas humillaciones para, simplemente, leer los manuscritos albergados en ésta.

El autor es veterinario y en esta primera parte se nota. Consigue transmitir perfectamente el amor a los caballos (“Único medio de vida de mucha gente”), sus enfermedades, los tratamientos naturales de la época, la presión religiosa a la que estaban sometidos los hombres de ciencia y hace una recopilación de manuales de filosofía y medicina de la época muy interesante.

Diego es una persona humilde pero cargada de ambición y con la firme voluntad de prepararse para ser alguien útil.

A partir de su intento de ejecución, el libro se me empezó a hacer más pesado. Lo leí a vista rápida porque no me interesaba demasiado, el final tampoco me gustó nada, aunque el libro merece ser leído porque el principio es absorbente e instructivo.

"Terminó acostumbrándose... con el único deseo de esperar la llegada de la noche para alimentarse con aquella sabrosa ciencia. Se emborrachaba con la sabiduría escrita en tinta, sin entender por qué se quería esconder a los ojos del mundo. No comprendía qué mal podía hacer al alma del hombre su conocimiento, o qué razón había para tener que ocultar, entre aquellas piedras y templos, auténticas murallas de fe, el dulce efecto del saber. Nunca lo entendería."

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