domingo, 17 de septiembre de 2017

Donde los escorpiones de Lorenzo Silva







Serie Bevilacqua y Chamorro, nº 9


Sinopsis


Madrid, julio de 2014.

Pasados los cincuenta, y ya con más pasado que futuro, el subteniente Bevilacqua, veterano investigador de homicidios de la unidad central de la Guardia Civil, recibe una llamada del responsable de operaciones internacionales. Se reclama su presencia inmediata a 6.000 kilómetros de allí, en la base española de Herat, en Afganistán.

Un militar español destinado en la base ha aparecido degollado, y, junto a él, el arma del delito: una hoz plegable de las usadas por los afganos para cortar la amapola de la que se extrae la droga que representa la principal fuente de riqueza del país.

¿Se trata del atentado de un talibán infiltrado? Podría ser, pero también que la muerte tuviera otro origen, porque el ataque no reviste la forma clásica de esa clase de acciones, sino que hace pensar en algún motivo personal.

La misión de Bevilacqua y los suyos no es otra que tratar de desenmascarar a un asesino que forzosamente ha de ser un habitante de ese espacio cerrado. Sus pesquisas, bajo el tórrido y polvoriento verano afgano, les llevarán a conocer a peculiares personajes y a adentrarse en la biografía del muerto, un veterano de misiones bélicas en el exterior que guarda más de un cadáver en el armario, para llegar a un desenlace inesperado y desconcertante.


Opinión


Esta historia me ha parecido curiosa por cómo explica la forma de vida en las bases militares en el extranjero, incluso la investigación parece una excusa para llevarnos a Afganistán y mostrarnos el funcionamiento de estos sitios.

Por supuesto, los estadounidenses son los reyes del tinglado. Tienen licencia para hacer y deshacer lo que les apetezca, intocables en sus crímenes, protegidos por las leyes.

Para compensar un poco, el autor ha creado un muerto bastante repulsivo, por el que es imposible sentir algo de afecto.

En cuanto a la resolución del crimen, me ha parecido floja. Se resuelve en unas páginas y casi por sorpresa.


Me encanta que los personajes sigan siendo tan honestos, tan peleones algo más resabiados pero con el mismo instinto cazador que siempre.


He leído todas las novelas de esta serie de un tirón y voy a echar de menos a este equipo de Guardias Civiles.


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