Serie Bevilacqua y Chamorro, nº 8
Sinopsis
Mientras pasa el fin de semana en
familia, el brigada Bevilacqua recibe el aviso de que el cadáver de
la alcaldesa de una localidad levantina, cuya desaparición había
sido previamente denunciada por el marido, ha sido hallado por unos
turistas en la playa.
Para cuando Bevilacqua y su equipo
llegan y se hacen cargo de la investigación, el juez ya ha levantado
el cadáver, las primeras disposiciones están tomadas y se está
preparando el funeral.
El lugar es un avispero en el que se
desatan todo tipo de rumores sobre la víctima, una joven promesa que
venía a romper con los modos y corruptelas de los viejos mandarines
del partido y que apostaba por renovar el modo de hacer política.
Además, el descubrimiento de su agitada vida sexual, que puede
calificarse de todo menos insípida, arroja sobre el caso una luz
perturbadora.
Pero no hay mucho tiempo para indagar y
en esta ocasión Bevilacqua y Chamorro deben apresurar una hipótesis
en un fuego de intereses cruzados, en el que la causa de la joven
política es también la causa de la integridad personal, de la que
el país entero parece haberse apeado.
Opinión
Quizá sea el libro que menos me ha
gustado de la serie, no por aburrido sino porque es un caso que
últimamente estamos H-A-R-T-O-S de ver en los telediarios o leer en
los periódicos.
Toda la corrupción política, el miedo
de jueces a tomar medidas y las presiones a policías y guardias
civiles (con vergonzosas denuncias personales a los jefes de la
investigación para atemorizarlos) es algo con lo que nos desayunamos
cada día.
Lo peor de todo es que ya no me
sorprendan estos chanchullos y que los vea como algo normal, qué
pena.
Aquí Virginia Chamorro tiene algo que
contarnos, yo aposté por algo y fallé completamente porque era
justo lo contrario.