Sinopsis
Una fría mañana de noviembre, tras un penoso viaje en barco, un anciano desembarca en un país que podría ser Francia, donde no conoce a nadie y cuya lengua ignora. El señor Linh huye de una guerra que ha acabado con su familia y destrozado su aldea. La guerra le ha robado todo menos a su nieta, un bebé llamado Sang Diu, que en su idioma significa «Mañana dulce» una niña tranquila que duerme siempre que el abuelo tararee su nana, la melodía que han cantado durante generaciones las mujeres de la familia.
Instalado en un piso de acogida, el señor Linh sólo se preocupa por su nieta, su única razón de existir hasta que conoce al señor Bark, un hombre robusto y afable cuya mujer ha fallecido recientemente. Un afecto espontáneo surge entre estos dos solitarios que hablan distintas lenguas, pero que son capaces de comprenderse en silencio y a través de pequeños gestos.
Tras el enorme éxito de Almas grises, Philippe Claudel ha vuelto a causar un gran impacto con esta exquisita fábula sobre el exilio y la soledad, o lo que es lo mismo, la lucha por preservar la identidad.
Opinión
Una lectura fantástica.
Me ha sorprendido el estilo de Claudel, tan escueto, tan sencillo, capaz de conmover con unas pocas frases. En pocas palabras logra meterte en la situación, conectar con todos los personajes, hacer que te identifiques con su dolor, sentirlos, comprenderlos...
Toca el corazón la soledad de los dos personajes, rodeados de gente pero completamente aislados y es muy emotivo ver cómo ese sentimiento se va superando con unas pocas palabras amables, aunque no las entiendan, y algo de compañía.
La historia del señor Linh es durísima, el desarraigo que producen las guerras y la llegada a un nuevo país en el que no conoces nada, la responsabilidad de cuidad a un bebé, la incomprensión de los demás hacia sus costumbres...
En resumen, un libro tierno, lleno de sentimientos que nos hace pensar y que recordaré con cariño.
