martes, 27 de septiembre de 2016

Amor en minúscula de Francesc Miralles







Sinopsis

Cuando Samuel, un solitario profesor de lingüística, se despierta el día de Año Nuevo, está convencido de que el año que empieza solo le traerá verbos pasivos y no demasiados momentos en cursiva, hasta que un visitante inesperado se cuela en su apartamento de Barcelona y se niega a salir. 

La aparición de Mishima, un gato callejero, se convierte en el catalizador que hace viajar a Samuel desde la comodidad de sus libros favoritos, sus películas extranjeras y su música clásica hasta lugares en los que nunca ha estado (como la casa de al lado) y a conocer a gente que nunca pensaría haber conocido (un vecino con el que no había intercambiado ni una palabra). Pero aún hay más: el gato lo reencontrará de nuevo con una misteriosa mujer de su pasado, Gabriela, a quien no tenía esperanzas de volver a ver. 

Una inteligente, divertida y tierna historia que conmoverá al lector y le desvelará que los pequeños detalles son el mayor secreto de la felicidad.


Opinión

Es un libro con un mensaje muy agradable aunque en algunos tramos se me ha hecho bastante cuesta arriba.

El amor con minúscula, es decir, todos aquellos pequeños gestos que podemos hacer día a día para sentirnos mejor y hacer que los demás se sientan bien. Valorar los pequeños placeres cotidianos y las cosas sencillas que nos rodean.

Parece muy simple pero estamos en una época donde parece que priman los grandes gestos, mejor sin son rodeados de una gran multitud y les damos una gran difusión por las redes sociales.

Samuel de Juan, profesor de Filología Germánica de 37 años, lleva una vida solitaria hasta que encuentra un gato perdido, Mishima. Gracias a él, conocerá a su vecino, Titus, un personaje curioso que lo vuelve un poco loco con sus comentarios y filosofía.

Me ha gustado mucho la relación de estos personajes, todos solitarios pero dispuestos a compartir un poco de su tiempo y de sus conocimientos. También son muy curiosas todas las anécdotas sobre libros, escritores, artistas, música... quizá sea ésto lo que me ha mantenido pegada a sus páginas.

La relación de Samuel y Gabriela es bastante simple, me esperaba otra cosa con su reencuentro pero aquí todo es muy sutil.

Lo mejor: los párrafos sobre los gatos y sus manías.

Lo peor: no he podido con Valdemar. Llegó un momento en que no podía seguir sus pensamientos así que decidí saltármelos.


En resumen, es una novela con un mensaje muy bonito y lleno de anécdotas curiosas pero la trama en sí misma tiene poco interés y en ningún momento me ha atrapado. Creo que este autor no es para mí.


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