Mi estreno con Amanda Quick no ha sido
muy bueno.
El libro se lee bien aunque tampoco
destaca por nada especial.
Se trata de un thriller romántico
ambientado en el Londres victoriano. Louisa Bryce y Anthony
Stalbridge se conocen en una situación bastante peculiar. Ambos
asistían a una fiesta en la mansión del poderoso Edwin Hastings y
cuando son sorprendidos por un guardia en el ala privada de la casa,
fingen que son dos amantes en busca de intimidad.
A partir de aquí habrá entre ellos un
acercamiento que les permite poner en común su interés por los
asuntos privados del señor Hastings, unos negocios bastante oscuros
y peligrosos. Juntos lucharán para descubrirlos y de paso se
conocerán más a fondo.
Lo mejor ha sido la parte del misterio,
que aun siendo bastante predecible, se deja leer con interés; los
datos históricos que aporta sobre la época, sobre la forma de vida
de las mujeres que se quedaban viudas, los peligros que había para
una mujer independiente, capaz de ganarse la vida con un oficio y lo
fácil que era desaparecer simulando un suicidio; y los “malos”,
personajes avariciosos capaces de cualquier cosa por su dinero y
posición social.
Lo peor, los personajes principales,
que están desdibujados, mal perfilados, sin ninguna química entre
ellos, me han dado la impresión de un quiero y no puedo.
Un libro que sin llegar a ser
decepcionante, gracias al humor de algunos diálogos y a la familia
de Anthony, no ha llegado a convencerme. Así que por el momento,
aparcaré a esta autora.