"Sobrevivimos porque un día empezamos a olvidar. Y eso es lo que nos salva... El ser humano nace con el derecho de ser feliz, y ese derecho implica también una obligación. La felicidad es también una cuestión de voluntad, de perseverancia. Recuerda siempre que no hay nada malo en querer estar vivio"
Una novela entretenida, pero si la
comparamos con anteriores libros de esta genial autora creo que no
está a la altura.
En los otros libros que he leído los
protagonistas siempre me han encantado, eran personas con fuerza,
tiernas, capaz de seducirnos y transmitirnos sus emociones. Aquí, el
único protagonista que recordaré y que ha logrado engancharme con
su calidez y sensibilidad ha sido Arvid Soderman.
Victoria Suárez de Castro, de 46 años,
lleva una vida aparentemente perfecta. Es profesora en la Universidad
de Grace, está casada con un atractivo y rico aspirante a senador,
Herder Van Halen, vive en un ático de ensueño en el Upper East
Side, tiene una activa vida social rodeada de artistas, periodistas,
profesores universitarios...
Un día recibe la notica del
fallecimiento de Jan, su mejor amigo, al que llevaba dos años sin
ver. Cuando regresa a Madrid para el funeral se deberá enfrentar a
las demás mujeres que ocuparon la vida Javier Álvarez Narváez:
Chloe Deschamps, Solange, Marga y Shirley Saunders.
Una inesperada petición obligará a
Victoria a permanecer en Madrid junto a ellas donde deberá
enfrentarse a su desconfianza, defender la sinceridad y naturalidad
de su amistad, sobreponerse a la pérdida de su más íntimo
confidente, y tomar fuerzas para volver a una vida poco
satisfactoria.
Iremos conociendo la historia de todas
estas mujeres que tienen como hilo común su relación con Jan y cuya
convivencia las obligará a superar envidias, celos, y a conocerse
más en profundidad.
Como he dicho antes, la historia no me
ha gustado todo lo que esperaba aunque se lee con facilidad y se
disfruta. Creo que mi rechazo a este libro se debe a que la
protagonista principal no he gustado nada, Victoria me ha caído
bastante mal y no ha conseguido despertar mi simpatía.
Por el contrario, la historia de Arvid
Soderman nos ofrece a una Marta Rivera de la Cruz en estado puro.
Simplemente por leer estas página ya merece la pena leerse el libro
completo. Un regalo lleno de ternura, amor, superación de
obstáculos, amistad y generosidad.