“La adrenalina es adictiva, uno se
acostumbra a vivir en ascuas, no se puede prescindir del melodrama
que a fin de cuentas es más interesante que la normalidad”
Tengo una predilección absoluta por
Isabel Allende. Me encanta su forma de escribir, su forma de ver la
vida y de describir los sentimientos.
Este libro, como toda su obra, me ha
gustado mucho aunque creo que le sobran algunas páginas ya que llega
un momento en que se hace algo reiterativo.
La autora nos dice que escribió esta
historia para sus nietos, para que ellos leyeran algo suyo. Creo que
ellos se habrán sentido reconocidos en algunas cosas igual que sus
lectores habituales reconocemos en el libro algunas de sus
experiencias personales y muchos de sus temas fetiche: la dictadura
chilena y las torturas que sufrieron muchos chilenos, la matriarca
que lleva el peso familiar, el amor como fuente de salvación del
alma, las adicciones que pueden destruir a las personas y a sus
familias, el realismo mágico (con el fantasma del Popo), las
tradiciones y supersticiones...
Además, nos permite conocer, a mí por
primera vez, la isla de Chiloé: sus costumbres, sus mitos y
leyendas, su cultura, sus creencias... de todo destacaría la maravillosa Ley
chilota de reciprocidad por carambola.
Me ha gustado mucho la importancia que
le da a las casas o, mejor dicho, a los hogares. Nuestro hogar como
refugio para recuperarnos de los avatares diarios. “La casa se
cerró, como un abrazo, en torno a nosotros y los animales”
Un libro ameno, entretenido,
instructivo, emocionante y lleno de frases maravillosas.
“Según decía mi Popo, la vida es
una tapicería que se borda día a día con hilos de muchos colores,
unos pesados y oscuros, otros delgados y luminosos, todos los hilos
sirven”
“El amor nos vuelve buenos. No
importa a quién amemos, tampoco importa ser correspondidos o si la
relación es duradera. Basta la experiencia de amar, eso nos
transforma”
“Los demonios pierden su poder cuando
los sacamos de las profundidades donde se esconden y los miramos de
frente en plena luz”