“Si algo aprendimos cuando terminó
la guerra fue ignorar el pasado para poder seguir viviendo, no a
olvidarlo, pero sí a ignorarlo, aunque a muchos se nos acabó por
olvidar”
Una historia tremenda, triste que
ofrece una cruda visión de la guerra civil española desde los dos
bandos.
Ernesto Santamaría, un escritor en
busca de una buena historia, compra en el rastro madrileño una
pequeña caja, dentro de ella van un puñado de cartas de amor y una
fotografía, en la que se puede leer: “Mercedes y Andrés, 19 de
julio 1936”.
Su curiosidad e intuición le llevan a
indagar en la historia de esta pareja mientras se convierte en
testigo de las heridas del amor, de la muerte y de la vida.
Los libros sobre la Guerra Civil
española, el nazismo... son muy duras de leer pero cuando están
bien escritas y rebosan sentimiento, como ésta, son historias que
merecen la pena y que no se olvidan fácilmente.
La novela va alternando capítulos en
los que se nos cuenta la investigación que lleva a cabo Ernesto y
los avatares de Mercedes y Andrés durante la guerra.
Todo salpicado con algunos toques paranormales para que la historia
acabe de cuadrar.
“A veces vemos la realidad del
corazón, que no tiene por qué ser la misma que observamos a través
de los ojos”
Conoceremos a muchos personajes,
sabremos qué tuvieron que hacer para sobrevivir, viviremos actos
llenos de generosidad y amor pero también de rencor e
intransigencia. Buenas personas en los dos bandos, lo importante para
ellas no eran las ideas sino salvar a los amigos, familiares,
conocidos... cuyo único delito era su forma de pensar.
Para mí el mejor personaje es Teresa
Cifuentes, una niña bien, de familia fascista que se enamora de
Arturo Erralde, huérfano, trabajador y rojo. Una mujer fuerte,
decidida, acogedora, rebelde... su personalidad, actitud y
determinación en la vida me han encantado.
Por el contrario, al personaje de
Ernesto creo que le falta chicha aunque cumple bien con su cometido:
ser el hilo conductor para conocer a Mercedes y Andrés.
Me ha gustado mucho el homenaje y las
referencias que la autora hace a los autores de la época: Lorca,
Neruda, Ramón J. Sender y, muy especialmente, a Miguel Hernández.
En resumen, una novela muy interesante,
bien escrita, con puntos de vista diferentes, con la que conoceremos
el sufrimiento, las pérdidas, la miseria... que acarreó esa guerra
y la crueldad de los vencedores.
"Cometemos un grave error cuando no entendemos ni damos importancia a lo que nos cuentan nuestros viejos; luego, con su ausencia, nos vemos privados, irremediablemente, de la inconmensurable sabiduría de su experiencia."