“Una mentira es más eficiente cuanto
mejor cumple con las expectativas del engañado”
Serie Comisaria Weber-Tejedor, número 2
Muy entretenida e interesante aunque me
gustó más la anterior novela.
La comisaria Cornelia Weber-Tejedor recibe el
encargo de investigar de incógnito en un agencia de publicidad que
está recibiendo algunos ataques: anónimos a sus trabajadores,
coches saboteados y un falso paquete bomba.
La agencia de publicidad es una de las
tres finalistas para crear una campaña de promoción de la ciudad de
Francfort, de la que se quiere dar una imagen más abierta y
cosmopolita. Iremos conociendo a los trabajadores de la agencia, sus
rencillas, las luchas entre las distintas empresas por conseguir el
contrato...
Parece un caso sin importancia hasta
que un trabajador aparece asesinado.
Además el equipo de la comisaria
continua investigando la desaparición de una joven prostituta
moldava, de la que sólo se han encontrado sus ropas ensangrentadas.
Como la vez anterior, la novela no sólo
aporta una intriga muy atrayente o unos personajes principales que
enganchan y evolucionan sino que además proporciona una gran
cantidad de información sobre el trabajo en publicidad, desmonta la
imagen idílica de tolerancia de la ciudad, critica las
organizaciones de tendencia nazi que crecen, las redes de
prostitución...
Con tantos datos sobre el campo de la
publicidad, llegó un momento en que la trama no avanzaba,
simplemente explicaba y daba datos. Ahí fue donde se me hizo algo
pesada pero, en conjunto, me ha gustado mucho.
Y me ha dejado intrigada para seguir
leyendo sus casos.
“La única forma de saber la hora
exacta de la muerte en el lugar del crimen es que el muerto se haya
arrojado delante de un tren en Suiza.”