sábado, 4 de febrero de 2012

"Los girasoles ciegos" de Alberto Méndez

"Las guerras acaban pero nunca se resuelven"



Esta obra está formada por cuatro relatos ambientados en la posguerra española, independientes entre sí pero enlazados por la conexión entre algunos personajes. Cuatro derrotas que se cruzan y se extienden, no sólo a todos los personajes, que tienen un trágico final, sino también a sus familias.

Ha sido un libro muy duro de leer, de los que te dejan con un pellizco en el estómago porque son historias muy realistas, sabemos por nuestros padres y abuelos que situaciones similares a éstas se vivieron hace pocos años en nuestro país.

El autor con un lenguaje sencillo pero muy cuidado consigue transmitirnos el ambiente asfixiante y de venganza que se vivió en esa época; todo rezuma miedo, persecución, acoso, desesperanza... sin embargo, los personajes irradian fuerza, instinto de supervivencia, dignidad y coherencia. A pesar de todo el sufrimiento que padecen, son honestos, consigo mismo y con sus ideas.

Pimera derrota, 1939 o “Si el corazón pensara, dejaría de latir”, aquí Carlos Alegría, capitán de Intendencia del ejército nacional, decide entregarse como “rendido” a los republicanos en la víspera de que los golpistas entren en Madrid porque el no quería formar parte de esa victoria.

Segunda derrota, 1940 o “Manuscrito encontrado en el olvido”, el protagonista Eulalio Ceballos Suárez, un joven poeta de 18 años escondido en las montañas asturianas, escribe un diario en el que nos cuenta la dura lucha que emprende por salvar la vida de su hijo recién nacido. Tres meses de aislamiento en los que deberá luchar por superar la pena por la muerte de su compañera, Elena, contra el clima, contra la perdida de memoria...

Tercera derrota, 1941 o “El idioma de los muertos”, el soldado republicano, Juan Serna, conoció a Miguel Eymar, hijo del coronel que preside el tribunal que debe juzgarle. Su instinto de supervivencia le llevará a inventarse historias sobre Eymar, en las que convierte a un delincuente común en la persona recta y honesta que hubieran preferido sus padres, Miguel y Violeta. Pero esta situación acabará por repugnarle.

Cuarta derrota, 1942 o “Los girasoles ciegos”, el periodista Ricardo Mazo vive encerrado en un armario. Toda su familia lo protege con sus mentiras y silencios pero no pueden deshacerse del acoso de un eclesiástico vicioso, profesor del hijo del matrimonio.

“Intuía, sin saber por qué, que disponía de más tiempo y encontró de repente cierto parecido entre la escritura y las caricias, entre las palabras y el afecto, entre la memoria y la complicidad”

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