Sinopsis
Es de noche y, mientras Franck duerme,
Billie le cuenta a una estrella la historia de su amistad. Billie es
una niña solitaria y conflictiva. Vive en una caravana rodeada de
basura; su madre la abandonó cuando sólo tenía un año, y su padre
y su madrastra nun ca fueron para ella una verdadera familia. Franck,
en cambio, tiene una familia de lo más convencional.
El destino
junta a estos dos improbables compañeros de vida: la maestra les
obliga a preparar durante las vacaciones de semana santa una escena
de teatro de Con el amor no se juega, de Alfred de Musset. Se
convierten entonces en amigos inseparables.
Pero cuando termina la
escuela, sus orígenes familiares los llevan por caminos distintos.
Billie se queda en el pueblo y Franck se muda a París a estudiar
derecho. Hasta que el destino vuelve a unir a estas dos almas
gemelas, esta vez para siempre
Opinión personal
Un libro decepcionante.
Me imagino que los lectores que se
acerquen a esta autora, por primera vez, con esta novela quizás
puedan sacar algo de él, pero mí que después de leer las
maravillosas “Juntos, nada más” y “Quisiera que alguien me
esperara en algún lugar” y las entretenidas “La amaba”, “El
consuelo” o “La sal de la vida” me ha dejado fría y un poco
triste por el bajón de sus dos últimos libros.
Quizás la culpa sea mía por acercarme
a sus libros siempre con las expectativas demasiado altas y, claro,
la decepción es mayor.
Quizás la autora haya querido jugar
intencionadamente con los lectores, despistándonos, llevándonos de
una situación a otra, no permitiendo que nos acomodáramos en el
argumento para tenernos en la cuerda floja y hacernos sentir los
miedos de los protagonistas, su vulnerabilidad y su lucha por mejorar
cuando lo tienen todo en contra.
Yo, por desgracia, no he podido
conectar con esta forma de narrar. He echado en falta muchas cosas:
la calidez y ternura de sus palabras, la elegancia de su prosa, la
empatía con sus personajes, el sentimentalismo de sus relaciones...
La estructura es muy rara y demasiado
compleja. Los saltos en el tiempo son confusos, he pasado la mitad
del libro perdida sin saber de qué hablaba en ese momento.
El final me ha parecido una rendición
de ambos, como si aceptaran que su vida, con sólo 24 años, no
pudiera cambiar.
En definitiva, uno de esos libros que
son más bonitos al contarlos, por el trasfondo de superación y
desarraigo de los protagonistas, que al leerlos.
Lo mejor: la portada.