Sinopsis
La agencia de detectives de Mateo
Hernández tiene su sede en una céntrica calle del popular barrio
barcelonés de Sant Andreu. Allí, junto a Mateo, trabajan sus hijos
Marc y Amalia, y un asistente, Ayala, encargado de los trabajos más
sucios. A veces, además, colabora de una forma peculiar Lola, la
mujer de Mateo, cuyas intuiciones sobre los casos suelen ser
desconcertantemente certeras.
Hasta hace unos meses también formaba
parte del equipo Nora, la hija mayor del matrimonio, pero en la
actualidad se encuentra en paradero desconocido; una preocupación
que, como un silencioso cáncer, está erosionando la convivencia de
la familia… y de la empresa.
Un día se presenta en las oficinas de
la agencia Carlos Guzmán, un constructor muy poderoso, conocido y
temido en el barrio a partes iguales. Guzmán encarga a Mateo que
encuentre a su hijo, desaparecido desde hace días, y quién sabe si
por culpa de los turbios negocios del padre.
La investigación va a revelar los
vínculos inesperados entre los personajes, los pasados compartidos y
las historias secretas que arrastra cada clan… Y de esta forma, una
desaparición nos llevará a otra. Y un fascinante paisaje humano
seducirá al lector a primera vista.
Opinión personal
Creo que he leído todos los libros de
esta autora y este es el primero con el que me aburro como una ostra.
No me ha gustado nada.
Aquí las dos desapariciones sirven de
excusa para contarnos la vida y secretos de la familia Hernández y,
por extensión, del barrio humilde en el que viven y se ganan la
vida.
La convivencia entre ellos es
angustiante ya que la enfermedad de la madre hace que cualquier
comentario sea motivo de una batalla. Los tres niños se tuvieron que
acostumbrar a vivir disfrutando el minuto porque nunca sabían cuando
se podía desencadenar la violencia verbal.
El ritmo de la novela es muy lento,
lleno de pequeños detalles cotidianos, denuncias sociales y una
familia con relaciones muy complicadas.
El género negro está tratado de forma
ligera, quizá por esto no me ha gustado.